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Dormir, además de un placer, es una gran necesidad que tenemos. Sin embargo, no todas las personas tenemos la dicha de decir que dormimos bien; de hecho, según cifras de la Organización Mundial de la Salud, 40 % de la población mundial duerme mal.
Aunque eso no significa que ese porcentaje sufra un trastorno del sueño grave, sí es importante que tomemos medidas como alejarnos de las pantallas y buscar posiciones para dormir que favorezca la postura del cuerpo y evite algunas dolencias musculares que pudiesen presentarse, que es de lo que hablaremos en este artículo.
Lo cierto del caso es que no hay una forma buena o mala de dormir según algunos especialistas que se han dedicado a este tema, ya que cada persona opta por una posición diferente al momento de conciliar el sueño.
No obstante, sí hay posiciones que nos ayudan a conciliar mejor el sueño y, tal como comentamos antes, a evitar dolores musculares a la mañana siguiente.
Esta es una de las posturas que aunque es bastante cómoda para muchas personas, por el contrario, no es tan recomendable, ya que produce estrés en la zona del cuello y para la salud en general no genera ningún tipo de beneficios.
Por ejemplo, dormir boca abajo puede provocar tendinitis, tortícolis y además de perjudicar el aparato respiratorio por impedir que los pulmones se llenen completamente de aire.
Esta posición puede provocar lumbalgias por presionar mucho la zona lumbar, haciendo que los discos intervertebrales siempre estén presionados durante todas las horas de sueño en la que se esté en esa posición.
Asimismo, como otro aspecto negativo de dormir boca abajo es que nuestro rostro hace presión contra la almohada, causando líneas de expresión y arrugas, y, en el caso de las mujeres, algo mucho peor: genera flacidez de los tejidos además de las terribles arrugas.
Es una de las más frecuentes y también una de las más neutrales según algunos fisioterapeutas debido a que en esta posición la columna está recta.
Por supuesto, esta es una postura que también facilita la respiración en vista de que la nariz está completamente expuesta, aunque es probable que se produzcan ronquidos, ya que se estrechan las vías respiratorias como efecto de la gravedad sobre la garganta.
Dormir boca arriba también es una forma de evitar el reflujo o la acidez nocturna; favorece la circulación en las piernas, especialmente si están un poco elevadas y es una forma excelente de evitar arrugas o líneas de expresión porque el rostro no está en contacto directo con la almohada.
Sin embargo, así como hablamos de lo bueno, también podemos nombrar los aspectos poco positivos de esta postura es que las personas que sufren de apnea del sueño no deberían dormir así, dado que la lengua se desplaza hasta la faringe y obstruye el paso del aire, siendo bastante contraproducente.
Por supuesto, si te consideras parte de este equipo, recuerda tener una almohada con la altura adecuada para que puedas dormir lo más cómodo posible.
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Como hemos nombrado arriba: todos dormimos de formas diferentes, pero sí hay algo que nos ayuda a tener ese sueño reparador que tanto buscamos y necesitamos, es dormir de lado.
No obstante, no nos referimos a cualquier lado, hablamos específicamente del lado izquierdo porque trae beneficios como:
Mientras que si dormimos del lado derecho puede hacer todo lo contrario. Por lo tanto, el lado izquierdo es una excelente opción, especialmente entre las que hasta ahora hemos nombrado.
Asimismo, esta posición es recomendable para aquellas mujeres que están embarazadas porque favorece el estado circulatorio de la placenta. Así que en realidad es muy buena para dormir.
Por supuesto, dormir en esta posición exacta durante toda la noche igual puede causarnos daño en el hombro o en el brazo por la presión de la posición, por eso es tan común cambiar de posturas durante estas horas de sueño.
De todas formas, si esta es tu postura favorita, recuerda tener una almohada con el grosor y altura ideal para que le brinde soporte a tu cabeza y columna vertebral.
Por último, aunque se parezca mucho a la anterior, está la posición fetal que nos ayuda a reducir ronquidos y aliviar o evitar el dolor lumbar.
Sí, es cierto que tenemos nuestras costumbres y hábitos al momento de dormir, pero no significa que no podamos cambiarlos, especialmente si son dañinos para nuestra salud o no nos permiten alcanzar un sueño 100 % reparador.
Por ello es importante que al momento de descansar tomemos conciencia de la posición en la que usualmente nos acostamos y tratemos de modificarla. Esto nos tomará tiempo pero poco a poco lo lograremos.
Ajeno a cualquier trastorno del sueño o preocupación que tengamos al momento de dormir, otro factor que nos ayuda a irnos a los brazos de morfeo rápida y cómodamente es el colchón.
Por eso es importante que cuentes con uno de calidad, que tenga la tecnología adecuada y los materiales apropiados para ayudarte a alcanzar ese sueño reparador que, tal como hemos dicho antes, queremos y necesitamos.
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